Ni de Eva ni Adán es un libro escrito por la escritora belga Amélie Nothomb. A pesar de que no es el tipo de lectura que suelo escoger, me ha resultado una historia divertida, tierna y melancólica al mismo tiempo. Debo confesar que me entretuve leyéndola, ya que me sacó muchas risas el tono irónico que emplea la autora a lo largo de la obra.
La historia gira en torno a una joven que nació en Japón, pero se mudó a Bélgica cuando era muy pequeña. Al regresar a su país de origen, decide mejorar japonés enseñando francés a los lugareños, de esta forma conoce a Rinri, un estudiante japonés que ama la literatura francesa y con el que comienza pronto una historia de amor.
El libro viene siendo un conjunto de anécdotas que nos cuentan varios episodios de esta curiosa relación entre Amélie y su estudiante/amante, siendo, como la vida misma, algunos más interesantes que otros.
Con este telón de fondo, la autora muestra una visión rica y particular de Japón sin caer en los clichés. De la mano del enamorado Rinri, nos adentramos en este país que ella admira tanto, a través de episodios como la visita a Hiroshima o la escalada al Monte Fuji, donde Amélie se identifica con el personaje Zarathustra de Nietzsche.
Como comenté al inicio, lo que más me gustó de este libro es el humor inteligente y original de la autora, también el espíritu de sus diálogos, así como la personalidad de la pareja protagonista y la manera de contar esta historia a partir de los estereotipos convencionales.
El éxito de la autora radica en parte a su originalidad, a su libertad en el momento de la escritura y a la presentación de personajes, creados a imagen y semejanza de ella misma.
La lectura me resultó interesante porque descubrimos Japón a través del aspecto occidental del personaje de Amélie, y, al mismo tiempo, el deseo de Japón de parecerse a Occidente:
«En casa, me hizo un té verde pero tomó una Coca Cola, un detalle que me divirtió porque ni siquiera me preguntó mi opinión. Era evidente que un extraño se regocijaría con este refinamiento japonés”.
La autora presenta los hechos desde una visión occidental y, por lo tanto, refuerza los aspectos que podemos encontrar impactantes o divertidos, con un conocimiento absoluto del tema. Pero, al mismo tiempo, es también la mirada de una amante de la cultura japonesa, sus habitantes, sus costumbres y, por lo tanto, su amistad.
Algunos episodios son divertidos, como cuando van a visitar una exposición:
«Muy rápido, supe que el show estaba en la sala. Lo que más me fascinó fue que este público de Tokio se detuvo respetuosamente antes de cada trabajo y lo observó seriamente”… sin entender nada.
O la historia de la fondue:
«Tuve que descubrir gradualmente el culto que los japoneses dedican al material para cada acción de la vida: el equipo para la montaña, el equipo para el mar, el equipo para el golf y, esta noche, el material para la fondue».
Pero otros episodios son difíciles de entender, como la historia que Rinri cuenta sobre el examen que presentó a la edad de cinco años para ingresar a la escuela: «Cada año, la mayoría de los niños de cinco años aprenden que se habían perdido la vida. Me parece escuchar resonancias de lágrimas», dice la autora.
Sobre el título de este libro, pienso que podría estar relacionado con una crítica del feminismo extremo, el concepto de una mujer liberada que huye antes de comprometerse con un hombre, independientemente de los sentimientos que tenga por él. Es posible que esté asociando el título con el final de la historia y el abrazo del samurái.
En fin, si buscas un libro anecdótico para pasar el rato y reírte un poco, Ni de Eva ni de Adán es una buena opción. En mi opinión, aquí no importa tanto la historia que se relata en sí (a fin de cuentas se trata de otra anecdótica historia de amor), para mí la importancia radica en la originalidad de la voz de la autora, en su forma particular de ver y mostrarnos el mundo.
Sobre la autora
Amélie Nothomb nació el 13 de agosto de 1967 en Kobe (Japón) en el seno de una familia belga acomodada. Debido a la profesión de su padre, diplomático de Bélgica, vivió, además de en Japón, en China, los Estados Unidos, Laos, Birmania y Bangladés. Habla japonés y trabajó como intérprete en Tokio. En su adolescencia se asentó en Bruselas. Estudió Filología en la Universidad Libre de Bruselas. Desde 1992, ha publicado una novela cada año.
Si tú también has leído a esta autora, déjame tu comentario con tu experiencia.
¡Hasta otra lectura!
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