La cita con la que doy inicio a esta reseña es tomada de uno de los cuentos que forman parte de la antología Candelas de verano y otros cuentos de Julián Padrón, relato que, a su vez, le da título al libro, por ser considerado uno de los cuentos más importantes de este escritor de la narrativa venezolana de tendencia criollista. Este cuento relata la historia de Manuel Urpia, quien decide suicidarse luego de quedar impotente producto de un incendio del cual fue víctima.
Refiriéndose a Padrón, Mariano Picón Salas señala, en el prólogo de las Obras Completas de este autor, que “en su corta vida estuvo buscando esa novela que resumiera todo el cuerpo y el alma de nuestro país, las gentes, estamentos, paisajes, actividades, angustias y sueños que pueden caber en nuestra contradictoria geografía”.
Es así como en los relatos de Padrón encontramos personajes que representan al pueblo venezolano, desde su sencillez y nobleza hasta su rudeza y valentía, como se indica con certeza en la contraportada del libro.
Se trata de personajes empapados de sueños y con ansias de defender sus ideales, como se manifiesta en el cuento que da inicio a la antología, “El desterrado”. En este relato, Cruz Aparicio, hombre del pueblo que lucha por la desigualdad de clases, es expatriado por ser considerado un conspirador contra el régimen imperante.
A través de este personaje se hacen reflexiones importantes sobre la libertad de expresión, la pobreza, la desigualdad, los derechos del hombre y el abuso de poder, temas muy recurrentes actualmente.
“El desterrado” es la historia de un pueblo que sufre el disfraz de una democracia que justifica, tras la frase constantemente repetida: “normalizar la situación”, la existencia de presos políticos, el cierre de periódicos y sindicatos, la prohibición de partidos políticos, entre otras cosas. Temas que, por la época en la que fue escrito el cuento, aluden a la dictadura de Juan Vicente Gómez.
Padrón nos transmite con este cuento mensajes que nos ponen a reflexionar: “Por fin nos quitamos los altaneros de antes. Luego tendremos que quitarnos los altaneros de ahora” (5). Como si la altanería fuera un rasgo propio del poder.
Otro cuento que trata sobre el tema de la opresión es “Penélope”, personaje femenino que siembra en Ulises, el protagonista, la semilla de querer buscar un mejor porvenir. Esta mujer extranjera señala que “cuando se tiene libre el pensamiento y cuando al espíritu le han salido alas, es difícil conformarse a la rutina de un trabajo material lento y paciente” (40).
Es así como ideas de libertad y desarrollo comienzan a tejerse en el corazón de Ulises a la par de sentimientos de amor y reflexiones como la siguiente: “He llegado a la conclusión de que cada ser humanos tiene en el pensamiento y en el corazón la imagen de otro ser humano a quien nunca puede amar físicamente, pero al cual adora espiritualmente bajo la forma de un ideal” (43).
Un amor así se describe también en el cuento “El capitán Silvano”. En esta historia, el protagonista, ante un amor imposible, “contempla las formas femeninas de los seres y las cosas” en el paisaje que lo rodea, mientras persigue una embarcación que contiene una carga de contrabando.
Muchos de los cuentos de Padrón tienen una fuerte carga de denuncia social, ya sea entre líneas o como tema principal.
Como señala Barrera Linares, por ejemplo, en el cuento titulado “Manrufo” se narra la historia de un negro trinitario que se siente superior a los venezolanos por hablar inglés, y con ello pretende abusar de las personas que lo rodean: “Venezuelan no poder hacer nada mí, señora. Yo ser negro pero inglés (…) Ellos ser indios palúdicos Venezuelan”. Esta historia es parte de la narrativa de Padrón que trata sobre temas locales, como el relato “El Negro Gertrudis”, que como señala Barrera Linares es “un cuento-homenaje a la oralidad”, que hace referencia a un personaje popular.
Pero en la presente antología también se encuentran relatos que van más allá del tema sociopolítico, muy característico de nuestra literatura en esa época, tal es el caso de “Lázaro”, cuento que trata sobre un hombre que bajo la excusa de una extraña enfermedad abandona su casa, mientras mantiene una relación amorosa oculta con su cuñada. O el caso de “Insolación”, relato en el cual el protagonista es asesinado por su cuñado tras acusarlo de deshonrar a su hermana. Y, finalmente, “Biografía de un niño” que describe detenidamente el nacimiento y luego la muerte de un infante.
Definitivamente Candelas de verano y otros cuentos es un libro que recoge una selección de cuentos que no sólo describen el paisaje, sino que presentan claramente la imaginería del venezolano. Se trata de una narrativa que, como señala Barrera Linares, “va más allá de los cánones del criollismo ortodoxo”, ya que los temas van de lo local a lo universal.
Sobre el autor
Julián Padrón (Monagas, 1910-Caracas, 1954). Escritor, periodista, Doctor en Derecho y licenciado en Diplomacia. Cofundador de la revista literaria El Ingenioso Hidalgo. Como presidente de la Asociación de Escritores de Venezuela, funda y dirige los Cuadernos Literarios. Entre su obra publicada se menciona: La Guaricha (1934, novela), Manrufo (1935, cuentos), Candelas de verano (1937, cuentos), Madrugada (1939, novela), Clamor campesino (1945, novela) y Primavera nocturna (1950, novela).
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